Según la Wikipedia, la acepción de liderazgo pone en relieve 3 elementos fundamentales, A) son las habilidades directivas o gerenciales, B) para influir en las personas C) hacia el logro de un objetivo, así mismo para la palabra sirviente podemos encontrar: 1) que se enfoca en el desarrollo del potencial de las personas. Si integramos estos 2 significados podríamos decir, que el liderazgo sirviente es:
“Aquellas habilidades gerenciales o directivas, para influir en las personas, enfocándose principalmente en el desarrollo de su potencial a través del desarrollo de nuevas habilidades y crecimiento sostenido”.
Con un enfoque de liderazgo sirviente crecemos a través de las personas, es una aceptación de acción y logro externos, para ello si somos congruentes es necesario primero focalizar en nuestro interior primero, liderándonos a nosotros mismos, para posteriormente servir y/o liderar a los demás. Entonces el liderazgo verdadero inicia dentro de notros y se extiende a todas nuestras esferas.
Liderarnos a nosotros mismos implica la generación de un estado interno de preparación para la acción responsable y basado en nuestro círculo de influencia. Es un estado mental interno, que tiene que ver con nuestra pasión, nuestra perspectiva y equilibrio emocional, que nos prepara para realizar acciones públicas visibles, congruentes: nuestros sentimientos determinan, nuestros pensamientos, y estos a su vez guían y enfocan nuestra energía y acciones, que a la larga hace posible los resultados y su impacto. Si hay congruencia y enfoque entre nuestra pasión, emociones, pensamientos, acciones y resultados, nuestra energía se encuentra focalizada.
Liderarse a uno mismo lo hará autosuficiente y consciente de sí mismo, es establecer nuestros objetivos, enmarcar y desarrollar nuestras habilidades, requiere una autogestión de la mentalidad, sobre todo de nuestro comportamiento y nuestras relaciones bajo un marco de integridad.
Para ello requerimos de 2 ejes fundamentales:
Uno y el más significativo es la pasión: Es ese propósito que es lo más relevante, que nos hace sentir más fuertes y tiene un impacto positivo en otros, de forma que siempre que libremos una batalla, sabremos qué es lo que nos mueve y nos mantendremos enfocados en ese propósito y objetivo final.
El otro es la motivación: Implica que el termómetro emocional lo traemos dentro y no es externo,
bajo este enfoque interno, nuestros motivadores son intrínsecos, basados en la autonomía, la generación de maestría y propósito. Una herramienta que nos puede ayudar a conocer que es lo que nos mueve son las tarjetas de meeting motivators de management 3.0, si aplicamos adecuadamente está a nuestra persona primero podemos ser consciente de que nos mueve.
Cuando nos lideramos a nosotros mismos es necesario hacernos responsables de nuestras metas y nuestro propio desarrollo:
Requerimos establecer objetivos estratégicos para focalizar nuestra energía. Recordemos los resultados son el efecto secundario de los hábitos que generamos. Entonces ello Implica identificar oportunidades para crecer, los objetivos estratégicos y los resultados clave para saber qué estamos progresando. La definición constante de que deseamos lograr y/o apalancar ahora es un signo de fortaleza.
Ello implica que debemos cambiar el lenguaje y dialogo interno con respecto al éxito y al fracaso, recordemos que estos son estados crónicos del aprendizaje. Ahora son niveles de logro más, un punto de datos comparado contra el promedio del nivel de logro el su rendimiento. La prosperidad es el producto del sistema de creencias.
Liderarnos a nosotros mismos es hacernos responsables también de nuestro sistema de valoración del rendimiento, hay que evaluarnos constantemente para conocer nuestro estado emocional, conocer nuestras debilidades, fortalezas y solicitar retroalimentación para contextualizar nuestra perspectiva. Recordemos que luchar por la perfección en todo puede evitar que seamos excelentes en cosas relevantes.
Para crear una mentalidad resiliente hay que crear hábitos y hábitos de celebración, las personas con niveles de rendimiento altos saben cómo reconocerse y recompensarse, el objetivo es generar a su vez el hábito de que el buen trabajo, crea placer para nosotros. En marquemos entonces nuestras victorias en términos de impacto y cobertura, no sólo de acción.
Liderarse a sí mismo requiere de un sistema de soporte y de ser conscientes de nuestro círculo de influencia, siempre preguntémonos, ¿Quiénes somos?, ¿dónde estamos?, ¿a dónde queremos ir, le hemos preguntado al cliente?, ¿cuál es el estado actual?, ¿hasta dónde podemos dar? y ¿quién puede ayudarnos? Buscar apoyo y/o aliento en nuestros pares, líderes y/o mentores, nos ayudará clarificar nuestro círculo de influencia y aumentará la confianza en nosotros mismos.
Guiarse así mismo requiere de auto-conciencia y auto-cuidado, ya que adaptamos y/o cambiamos nuestro propio comportamiento, pasamos así de un comportamiento reactivo, donde el termómetro de nuestra temperatura lo tienen otros, a un pensamiento estratégico y de largo plazo, donde el control de nuestra temperatura lo tenemos nosotros mismos, tenemos nuestra propia música interna.
Así, iniciamos nuestro camino a la madurez haciéndonos responsables de nuestra motivación, nuestra resiliencia y nuestras recompensas, lo que nos permite liderarnos primero y después a los demás.
Bibliografía:
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